Proyecto Catalogado en los Premios Arquia Proxima 2020.
“A veces en el proceso proyectual debe usarse más la goma que el lápiz”
La casa de la calle Miramar era un pequeño tesoro que se encontraba en muy mal estado, al borde de desparecer sino se actuaba, una vivienda en la playa, muy comprometida por la ley de costas, un lugar único. Una vivienda de los años 60 cuyo deterioro iba aumentando cada año que pasaba, su localización privilegiada tan cerca de la orilla del Mediterráneo y aislada la hace muy vulnerable al clima y la corrosión.
Un proyecto de reforma de apariencia irrelevante en un principio, que fue convirtiéndose en una obra minuciosa, en la cual cada decisión y cada detalle van tejiendo un resultado cuidado y respetuoso, porque a veces un proyecto de reforma es tan personal y está tan lleno de vivencias y recuerdos de sus habitantes que cada muro y cada ventana tienen su propia historia, hay que preservar esa memoria y reencontrar el espacio donde poder seguir formando nuevos recuerdos.
Se trabaja el proyecto desde la puesta en valor del entorno privilegiado (la arena y el mar), y los recuerdos que entraña la vivienda. Un proceso que elimine los elementos añadidos, todo lo que impida abrir la vivienda al mar y al a playa.
La ley de costas únicamente permite el mantenimiento de este tipo de vivienda, sin modificaciones morfológicas ni ampliación, lo que refuerza esa simplificación.
Trabajamos el muro, un muro blanco y rugoso, mediterráneo, con bordes amables, muros altos para tapias, muros bajos que han de ser bancos, muro que es piscina, muro que es fachada…un muro que se transforma según la orientación y el uso, que es continuo, que establece un diálogo con la arena y el mar. Subrayando la geometría existente propia de la vivienda tradicional de la costa almeriense.
La distribución de la vivienda se modifica, se reorganiza en franjas paralelas a la costa, una sucesión de espacios según usos que van abriéndose al mar. Al ser una vivienda de uso esporádico, de fin de semana y vacaciones, permite una organización muy abierta, con dimensiones justas en dormitorios y baños. Todo el espacio posible para la franja abierta a la playa. Se diseña una gran mesa, que es como otra franja más, que cualifica ese espacio. La casa tiene que vivirse en el límite difuso entre los muros, los arcos y la arena, el horizonte de la piscina tiene que fundirse con el propio horizonte. Los muretes blancos son los escalones, asientos y tumbonas.
Desde el primer momento fue un proyecto de presupuesto mínimo. Hubo que asumir costes de reparación de estructura y forjados, casi todo por consecuencia del desgaste por la exposición marítima sin conservación, se optó por una mejora constructiva añadiendo aislamiento e impermeabilización, que asegurasen el confort térmico.
A cambio la humildad de materiales y la reutilización de ciertos elementos, como las puertas, reparadas y lacadas en un color muy diferente al que tenían, fueron claves para no sobrepasar presupuestos.
Una vivienda mediterránea, de muros blancos, la fachada que los habitantes ya conocían, pero un interior mucho más amplio y luminoso, y siempre mirando al mar.
Rehabilitación y reforma de vivienda unifamiliar
616m² parcela, 130m² construidos
Balerma, El Ejido, Almería
2015
Construcción: Servial S.L.
Jesús Granada